Cada vez más escolares de nuestra comunidad expresan su deseo de cambiar la falda por el pantalón en el uniforme. Este deseo se basa principalmente en dos razones: pasan frío en invierno y el tejido pica mucho en verano. Si pudieran elegir irían en chándal o pantalones de pitillo, como se lleva ahora.
Aún así, en la mayoría de los colegios, las chicas prefieren la falda de siempre porque la ven más femenina. Las chicas dicen que se siguen llevando remangadas como toda la vida y con calcetines. Aunque llevarla más corta equivale a una amonestación.
Sólo en dos de cada diez colegios la niña puede elegir entre la falda o el pantalón. En la mayoría de los que pueden elegir, las chicas se decantan aún por la falda.
A pesar de la tendencia a incluir la opción del pantalón en el uniforme, el 60% de los colegios obliga a las alumnas a ir con falda: lisas, de cuadritos y tableadas. Donde si se ha impuesto el pantalón, por comodidad, es en infantil, de 0 a 3 años. La mayoría de los centros que prohíben el pantalón a las niñas consideran «una tradición» el uso de la falda y no contemplan cambiar el reglamento.
Desde hace algún tiempo en algunos colegios, a partir de la ESO, se fomenta el uso del pantalón en una maniobra para evitar que las escolares usen la falda demasiado corta.
Según la Unión de Consumidores Andaluces, a los padres les cuesta unos 400 euros comprar el uniforme y el chándal del colegio. A pesar de este desembolso, es más económico que la ropa de calle, evita complicaciones, marcas y consumismo. A tener en cuenta que tanto padres como pedagogos y docentes coinciden en las ventajas de su uso que se suele extender generalmente hasta 2º Curso de la ESO.
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